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TABERU (Comer, comer, comer)

Comida japonesa

Comer en Japón, en general, es barato y saludable. Por todos lados se encuentran restaurantes baratos en los que por apenas 500 yenes puedes tomar un enorme tazón de udon o fideos gigantes con caldo de carne; o carne con arroz y salsa curry; o arroz con bacon sabrosamente condimentado; o arroz con almejas fritas rebozadas. La pasta y el arroz en la comida japonesa son omnipresentes. En este tipo de restaurantes se paga antes de comer en una maquinita al efecto con los dibujos de cada plato, y los comensales se sientan normalmente a lo largo de una barra frente a la cocina, que prepara los platos en un abrir y cerrar de ojos. Allí siempre hay dispuestas jarras de té verde frío que puedes beber a discreción, y los cocineros-dependientes saludan tu entrada con un efusivo y ultraeducado irashaimase que a los neófitos nos hace sentirnos importantes.

En el siguiente escalón gastronómico, nos encontramos con restaurantes de precio medio, con un servicio más exclusivo, donde a menudo te sientan a la mesa en salas más privadas o reducidas y has de descalzarte para entrar en ellas. Allí, suele haber una gran variedad de pequeños platos tipo tapas, de contenido un tanto minúsculo pero sabor muy logrado: por ejemplo, tofú de semillas de sésamo con salsa de soja, distintos tipos de sashimis o pescados crudos condimentados, platos de arroz con carne a los que se añade un delicioso té caliente por encima dejándolos caldosos, tempura o fritura de marisco o verduras rebozados, etc.

Pero una de las mejores especialidades de Osaka –también en Hiroshima- es el Okonomiyaki: tiene la forma de un pizza con una imperceptible masa sobre la que se colocan los ingredientes escogidos, que suelen ser marisco –sobre todo, pulpo-, carne, verduras, o fideos finos, a los que se añaden unas finas cortezas de especias llamadas katsuobushi y una salsa dulce. El resultado es espectacular. En muchos restaurantes, en el centro de cada mesa hay una plancha que mantiene el okonomiyaki u otros platos allí depositados calientes hasta que se consumen del todo.

Si en alguna animada noche del fin de semana no quieres abandonar la calle y tu economía está bajo mínimos, la opción es el takoyaki, que muchos locales venden para llevar: se trata de unas bolas de harina y leche rellenas de pulpo y fritas con un rebozado, a las que se añade también el katsuobushi del okonomiyaki y salsa. Una vez que se han enfriado –si no esperas un par de minutos puedes conseguir quemaduras de tercer grado en la boca-, las 10 bolas por 500 yenes habrán engañado a tu estómago durante unas horas con algo caliente.

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