
A los japoneses les gusta el hip-hop. Clubs com el Pure, que aparece en la foto, se llenan de expats, como llaman en las Lonely Planet a los anglos fuera de sus países, y de japonesas y japoneses. La representación brasileira también se nota. El caso es que debido al “All you can drink” (la barra libre de toda la vida) de los 3000 yenes de la entrada -a mí me pasó el cantante del grupo de hip-hop, que resulta ser un profesor de inglés de Nueva York que vive en mi edificio de apartamentos- la mayoría del personal acaba wasted, es decir, borrachos perdidos. Es curioso cómo una sociedad tan comedida en lo público y en los modales, de puertas para adentro sea salvajemente hedonista.
Y la salsa también.